Odio mi trabajo actual. Sí, ese trabajillo de fines de semana en un tienda de ropa; lleno hasta el techo pura vanidad y pura moda, ningún tema que me interese.
Tampoco es noticia, porque desde la primera semana que me contrataron quería renunciar, sin embargo el hambre es canija y yo necesitaba el trabajo para pagar los gastos de la escuela y lo soporté, sería sólo temporal, me dije, mientras consigo algo mejor.
Dos años ha pasado desde que me dieron esa chamba y sigo ahí. Atorado.
Estas últimas semanas me he dedicado a buscar ese cambio de tren.
Tuve una oportunidad muy choncha hace algunos días cuando me llamaron de aquel lugar donde hice mi servicio social hace 3 años. Había posibilidad de una vacante y me estaban considerando, pues ya me conocían y recordaban que había hecho un buen trabajo mientras estuve ahí. Y ya saben, procedió la cosa con curriculum, luego la entrevista y que cuando tomaran la decisión me llamarían pues había más candidatos, había competencia.
Ayer viernes fui a una entrevista para otra chamba, después de haber ido el jueves y el miércoles a la primera fase de entrevista y pruebas psicométricas. Este empleo es de medio tiempo en un banco, e igualmente después de entregar todo el papeleo necesario me avisarán de su decisión, una vez evaluado y comparado con los otros prospectos, para que pueda yo presentarme a otra entrevista con la jefa de todos los que me han entrevistado.
La primera es un puesto demasiado grande para mí; ocuparía yo el puesto que mi jefe tenía cuando yo hice servicio social, además es de tiempo completo y el que me entrevistó manifestó ciertas dudas sobre mí (así lo percibí yo y así me lo expresaron) porque yo siga estudiando otra carrera. La otra vacante, la segunda, es un puesto menos relevante, más interesante, más relacionado con lo que estoy estudiando en diseño y aunque no cumplo todos los requisitos que pedían, algunas habilidades tengo que podrían ser útiles.
El detalle curioso de esto que he hecho es lo difícil que me resultó defenderme a mí mismo. Ya saben, en las entrevistas siempre hay preguntas como: "¿Quién dirías que eres tú?...¿ cómo te presentarías?...¿Qué objetivos tienes?...¿Cómo te visualizas en 10 años?...¿Por qué dirías que eres el mejor para este empleo?..." y así. Creo haber capoteado esas preguntas de manera decente, pero no tienen idea de las ganas que me daban de contestar de manera más sincera, algo como: "Soy, yo soy un pobre diablo que no sabe qué hacer con su vida, un loco, un antisocial, un hermitaño, un indeciso, un inseguro; que no sé qué demonios estaré haciendo mañana, menos voy a saber qué haré en 10 años, y que no, muy probablemente no soy el mejor para el puesto, seguramente no soy lo que usted necesita pero necesito desesperadamente otra chamba."
Me fue inmensamente difícil defender mi decisión al haber estudiado otra carrera, me fue difícil defender mis conocimientos, me fue difícil defenderme a mí mismo frente a ellos. No sólo porque alguien más me lo cuestione, porque es su chamba, pero a veces frente a mí mismo me resulta difícil justificar lo que he hecho y lo que soy.
No me he sentido muy animoso últimamente y por eso quiero un cambio, quiero pensar que eso me alegrará un poco. Además esto de andar haciendo entrevistas con ese ánimo no es muy sano, es como andar corriendo un maratón con la pata torcida: duele y duele cada paso, pero no se puede renunciar, hay que seguir corriendo y pelear.
Pero en eso estoy, peleando ando por una mejor chamba, peleando ando por encontrar algo mejor. Hagan changuitos o chonguitos o prendan veladoras o magia vudú, lo que sea que me prodigue buena vibra.
